Horas antes de entregar la banda presidencial, le preguntó el jefe del Estado Mayor Presidencial, general José Gómez Huerta “¿alguna otra instrucción, señor? –Le encargo a Gustavito, general-” Respondió el aún entonces Presidente, Adolfo López Mateos.
Tiempo después Gustavito dejó la “inocencia” y asumió la primer magistratura del país. Sentado en la silla presidencial decía “desde aquí es posible sentir cuando el pueblo está satisfecho, airado, exigente, solidario, indiferente o frío”. Fue él quien le dio un papel sagrado a la investidura presidencial, primero las formas después los modos.
Ya entrada la crisis del gobierno con los estudiantes, las crónicas relatan que en Ciudad Universitaria, en un mitin realizado el 20 de agosto, habló el entonces líder de las juventudes del PAN “el movimiento tocó al fin uno de los tabúes de México: el del presidencialismo” sentenciaba Diego Fernández de Cevallos. Hoy el presidencialismo parece que seguirá siendo tabú, ya anunció el primer presidente de oposición, que el regreso del PRI es inminente.
Pasadas las olimpiadas y su mandato, Díaz Ordaz regresó tras haber sorteado suerte como embajador en España, ya en suelo mexicano dijo “Estoy muy orgulloso de haber podido ser presidente de la República y haber podido, así, servir a México. Pero de lo que estoy más orgulloso de esos seis años es del año del 1968, porque me permitió servir y salvar al país, les guste o no les guste, con algo más que horas e trabajo burocrático, poniéndolo todo: vida integridad física, horas, peligros, la vida de mi familia, mi honor y el paso de mi nombre a la historia. Todo se puso en la balanza. Afortunadamente, salimos adelante. Y si no ha sido por eso, no tendría la oportunidad, muchachito, de estar aquí preguntando” le dijo al entonces reportero de Proceso, Don Carlos Monsiváis.
En las memorias del expresidente Don Gustavo hay una frase tan asombrosa como inverosímil “México será el mismo antes de Tlatelolco y después de Tlatelolco y quizá sigue siendo el mismo, en parte muy importante por Tlatelolco”.
Aquella tarde de octubre es sin duda el punto de inicio donde la credibilidad del gobierno se perdió en la infinidad del viento. Ya sabemos que la revolución dio paso a la institucionalización del sistema presidencial, hartos de él, pensamos que la mejor opción era cambiar de caballo, pero la transición se frustró, la democracia bandera de Acción Nacional se perdió en la historia, el ejemplo más claro se ve hoy al desarmar al innombrable Coloso, el gobierno calderonista tiró los hechos y la historia.
Los caídos aquel día y sus ideales siguen vigentes. Cuánto tardará el Presidente Calderón en rectificar su estrategia, cuántos padres tendrán que rogar que la guerra se detenga, cuántos huérfanos veremos al final del sexenio.
La impunidad como en aquella tarde de octubre se respira en el aire. Como señaló en alguna ocasión el nobel universitario, Don Octavio Paz haciendo alusión al hermoso poema de la Suave Patria “necesitamos un proyecto nacional más humilde”
Aquí una serie de imágenes de lo que se vivía en aquel momento http://fotoslopez.blogspot.mx/2010/10/la-distancia.html
El águila y la serpiente…El gobierno, los partidos y el IFE firman, y aseguran que respetaran el famoso “Pacto de neutralidad electoral” sólo una duda, ¿desde cuándo se anuncia que tenemos que dar nuestra palabra para respetar la ley que juramos ejercer a cabalidad?, una paradoja más.
¿Los ciudadanos podremos firmar un pacto con la clase política para exigir que se vea en todo momento por el bien de la nación? ¿Qué legislador, secretario o Presidente, puede asegurarlo?