martes, 14 de septiembre de 2010

La última noche que pase con México

Un suspiro duró nuestra Independencia, tan sólo 11 años. Se ha llegado el día, la fecha mítica alcanzó al futuro.

El telón se abrió con el peregrinaje desde Aztlan, los actos han sido, la Conquista, la Independencia, la República Restaurada, el Porfiriato, la Revolución, la Dictadura Perfecta, la Transición y la Guerra de los Cárteles.

A lo largo de la historia del país hemos sido acompañados por los “cuatro jinetes del Apocalipsis”: Hambre, peste, guerra y muerte. El México bicentenario tiene como estela los resultados del último jinete.

Hoy es necesario replantearnos el concepto de Patria y entenderla como el resultado de ideas unificadoras para lograr un solo objetivo un país con justicia y democracia.

Es preciso reformar el Poder de nuestra clase política y nuestro papel histórico como sociedad, debemos despertar la conciencia y retomar la antorcha de los ideales por los cuales hombres y mujeres han muerto.

La acción política debe inspirar a la reflexión ética de nuestros actuares. Hoy es necesario transformarnos en hombres y mujeres de justicia que se preocupan por el bien de la Patria y que tienden a servirla en la medida de sus fuerzas.

Hay que cauterizar las llagas de la nación y redimir los pecados que durante tantos años hemos soportado. Las prácticas políticas mexicanas corrompieron las instituciones, hemos vivido más de 200 años olvidando el verdadero significado de las palabras más elementales de la política. La democracia y el poder al servicio del pueblo.

Cuando entendamos que la igualdad debe ser el eje rector de la vida política y social, empezaremos a trabajar en el humanismo de la vida nacional. La analogía del cangrejo es nuestra maldición.

Estamos hoy en la cita histórica, hoy más que nunca es necesario festejar y reconocer el trabajo de los padres de la Patria y analizar con una crítica desmitificadora los actos de quienes los precedieron.

México se ha construido a través de la perversión del poder, el poder de la Silla Presidencial, como señala el profesor Will Fowler “la historia de los presidentes demuestra que, en todo nivel, los mexicanos han buscado en sus mandatarios, hombres fuertes, dispuestos a salvar, modernizar o hacer progresar al país, sin importar los medios”

Reformar al poder como decía Luis Donaldo Colosio debe ser hoy la única vía posible para poder festejar dentro de 100 años, la verdadera esencia de la Patria.

La clase política no lo hará por sus “pistolas”, la responsabilidad es de la sociedad y del llamado “juan pueblo”, tenemos el poder de cambiar de fondo nuestra realidad, la solución no son las marchas ni las huelgas de hambre. La solución como fue en su momento es el grito de la libertad. Liberemos nuestras conciencias, dejemos de una vez por todas, los rencores y unámonos en una sola voz. Ya basta señores, ya basta de tener un México preso.

Si vamos a celebrar y dar el grito en este Bicentenario, hagámoslo convencidos de que nuestra voz tenga eco en todo el territorio.

Gritemos ¡Viva México! ¡Viva el pensamiento! ¡Viva el esfuerzo constante de nuestra sociedad! Vivir por un ideal, significa morir por el. Si los hijos de México deben morir, en este siglo, que mueran convencidos de que su sangre regará las semillas de la libertad.

El guión de la obra titulada México aún no tiene punto final, los directores vendieron sus derechos y los cedieron a la rampante ambición del poder. La Democracia es una mujer y será nuestra cuando el Presidente de México sea el país dispuesto a derramar su propia sangre para que la bandera nacional no pierda su color rojo.

México existe, y existirá, de nosotros depende como queremos verlo envejecer.


El águila y la serpiente… Se me enseñó un sólo trabajo en la vida: la Patria como oficio