lunes, 11 de abril de 2011

El plateado de Anenecuilco

Hace mucho tiempo, me soñé cabalgando con "Miliano" ahí platicamos, ahí el destino nos juntó, aquí el relato de aquel sueño...Zapata ya no es un hombre es un símbolo

Rayaba el sol en el cielo de Morelos, el mes de abril es muy caluroso, su estampa era la de un gran hombre un charro entre charros, conforme me acercaba, más me intimidaba su mirada que me seguía, esa mirada que refleja el dolor y el sufrimiento de su pueblo.
Montado en su As de Oros un brioso caballo de muy buena alzada un cuaco con herraduras de plata, tal como la botonadura de su pantalón, me diviso y con una mirada cuatro de sus hombres rayaron sus caballos hacia el camino real donde me encontraba.
-¿Quién vive ay? Pregunto el mayor Reyes Avilés, y tres hombres con el máuser en la mano me apuntaron.
-Gente de Zapata, respondí, me quite el sombrero (a mi mente vino la leyenda de los famosos “Plateados” de su tierra, hombres que se rebelaron ante el gobierno y se perdieron en la infinidad del tiempo) mirando sus ojos hable, pido licencia para aclarar paradas con usted mi general.
Sus hombres voltearon a verlo sin dejar de apuntarme y listos para “quebrarme” con una orden de él, jaló la rienda al hermoso animal y me rodeó, la ceniza de su puro casi caía pero no levanto la mano para tirársela, amartillo su revolver como queriendo pelear y me apunto; sus hombres cortaron cartucho y nuestras miradas se enfrentaron.
La de él, llena de desconfianza como siempre había sido, la mía era firme, era casi la una de la tarde y el calor del estado de Morelos hacia que sudara más, levante mi mano, sus hombres gritaron -!si te mueves aquí te mueres¡ y sin importarme la advertencia saque de mi bolsa izquierda una botella de medio litro de coñac le di un buen trago para que la voz pudiera salir.
Jamás quitó la mirada de mí y al final del trago hable:
-Mire mi general vengo aquí desde lejos para solicitarle una entrevista, sé que usted es hombre muy ocupado y que ahora mismo sigue haciendo la revolución, tengo entendido que va a reunirse con el coronel Jesús Guajardo en esa hacienda que se ve cruzando la vereda aquella.
-Si quiere una entrevista, primero me tendrá que dar un trago de esa botella, segundo mis hombres lo van a registrar y a desarmar, si no le parecen mis precauciones ya lo estamos dejando.
-Acepto sus condiciones, menos que me quite mi pistola porque para quitármela matarme será preciso, le doy las balas pero el arma la enfundo yo.
-Es usted un hombre de principios, y eso me agrada en un mexicano, así que pues adelante, ¡ey tú!, gritó a un joven, traite ese cuaco lobo plateado. Mire amigo vamos a la hacienda de Chinameca en el camino puede hacer las preguntas que quiera y la entrevista se acaba cuando yo lo ordene ¡Vámonos! y los hombres cabalgaron en una marcha que pasaría a la historia años después.
-Dígame general ¿qué representa para usted la tierra? Pregunto mientras cabalgo al frente de la comitiva junto al famoso caudillo del sur.
-¿Qué no va a tomar usted nota amigo?, mi general con el respeto que usted se merece no necesito tomar nota, porque he soñado hablar con usted toda mi vida y sé lo que tengo que preguntar, cada hombre tiene un destino mi general, y el mío es entrevistarlo.
-Jajaja en eso tiene usted razón, cada hombre tiene un destino y yo cumplo el mío en estos momentos. La tierra…. ¿qué representa para mi la tierra? la tierra amigo, es la madre que nos mantiene y nos cuida, es nuestra madrecita la tierra la que se dice patria, la tierra es el origen y el destino, la madre que guarda el misterio del tiempo, la que transforma la muerte en vida, la casa eterna de nuestros antepasados.
La tierra es madre porque prodiga un múltiple cuidado: nutre, mantiene, provee, cobija, asegura, guarda, resguarda, regenera, consuela.
-¿Y desde cuándo le surgió el amor por la tierra?
- O´ra vera fue allá por los años de 1887 cuando vi llorar a mi padre porque le quitó sus tierras el hacendado Manuel Mendoza y le pregunte:
–Padre ¿por qué llora?
-Porque nos quitan las tierras.
-¿Quiénes?
-Los amos.
-¿Y por qué no pelean contra ellos?
-Porque son poderosos.
-Pues cuando yo sea grande haré que las devuelvan.
Y eso es lo que he hecho desde que tomé las armas en contra de Porfirio Díaz, quiero que cada campesino de mi pueblo tenga las tierras que les han robado y se les devuelvan para que puedan sembrar y vivir de ellas. Eso es lo que quiero para mi gente pero debo decirle que no veré terminar esta revolución, porque las grandes causas no las ve terminar quien las inicia, prueba de ello es el señor cura Hidalgo.
-Pero usted mi general tiene un ángel que lo cuida, o por lo menos eso es lo que se dice cuando la Revolución del Sur abandonó Jojutla.
-Recuerdo ese día, nos reunimos en la plaza del zócalo para emprender la marcha, yo estaba montado en el caballo retinto que me regaló el cura Prisciliano Espíritu del pueblo de Axochiapan.
Estaba rodeado por algunos jefes, cuando de repente se oyó una detonación, al principio nadie se había dado cuenta de lo que había pasado, porque los soldados estaban acostumbrados a disparar por diversión.
Hasta que sentí que se me ladeaba el sombrero , me lo quite y vi que estaba clareado, cuando todos volteamos vimos que el disparo vino de la jefatura política y alcanzamos a ver a un hombre que se retiraba de los balcones, varios hombres se dirigieron a la jefatura pero yo grite: Nadie se mueva y sin vacilación moví rápidamente el caballo hacia la jefatura y con un fuerte impulso lo hice subir por las escaleras, recorrí las piezas del palacio gubernamental con el máuser en la mano pero no encontré a nadie.
A las pocas semanas de ese acontecimiento murieron a traición los jefes que estaban por arriba de mí. A Gabriel Tepepa lo mató a traición el hacendado Ambrosio Figueroa, a mi amigo Torres Burgos lo sorprendieron los federales en una siesta de la cual nunca despertó y así de repente me convertí en el jefe de la Revolución del Sur.
-¿Fue cuando decidió atacar la Hacienda de Chinameca como su primera acción militar verdad?
-No, yo no ataque Chinameca como mi primera acción militar ni siquiera era un plan preconcebido, fue por pundonor
-¿Por qué mi general, qué lo llevo a pensar eso?
-El administrador de la hacienda por aquellos tiempos, era un hombre apellidado Carriles y me mando un mensaje que decía más o menos así: “ya que usted es tan valiente y hombre, tiene para usted miles de balas y las suficientes carabinas para recibirlos como se merecen”
-¿Y por qué decide tomar las armas mi general, porqué no pedir ayuda a los gobiernos?
-Porque a los gobiernos tiranos nunca debe pedírseles justicia con el sombrero en la mano, sino con el arma empuñada, mis antepasados y yo, dentro de la ley, y en forma pacífica, pedimos a los gobiernos anteriores la devolución de nuestras tierras, pero nunca se nos hizo caso ni justicia, por eso ahora las reclamos por medio de las armas, ya que de otra manera no las obtendremos.
Mire amigo es mejor morir de pie que vivir toda una vida arrodillado yo sé que revoluciones van revoluciones vendrán pero yo seguiré haciendo la mía por el bien de mi gente por el amor que le tengo a la tierra.
-Hábleme del Plan de Ayala mi general, ¿cómo nace?
-Durante tres días, plasme mis ideas y se las transmití a mi fiel compadre Otilio Montaño para que el les diera forma, así es como nace el tan deseado plan. Teníamos que tener una bandera que representara nuestra lucha
-¿Cuáles son los puntos más importante de este plan mi general?
-Creo yo que por cuentas el artículo 6° donde se dice que cada terreno despojado será regresado a los dueños de los títulos correspondientes. El 7° donde se plantea la idea de expropiar los terrenos de los grandes monopolios para que todo ciudadano y pueblo de México obtenga ejidos, colonias, o campos de sembradura y se mejore todo el bienestar de los mexicanos.
Y el más importante el 8° ya que todo aquel hacendado que desconozca este plan y no acepte sus condiciones, sus terrenos se nacionalizarán sus bienes y las dos terceras partes que a ellos les correspondan se utilizarán para indemnización de guerra, pensiones para viudas y huérfanos que sucumban en la lucha del presente plan.
-¿Hábleme de Villa y su visita a la Ciudad de México en el año de 1914?
-Llegamos a la ciudad con poco más 50 mil hombres ahí me entrevisté con Villa, en el Palacio Nacional donde nos tomaron aquella foto que ha causado tanto revuelo porque Villa se sentó en la Silla Presidencial.
Cuando me dijo que era mi turno le conteste que yo no pelee por eso, yo peleó por las tierras que es lo único que me importa, le dije que deberíamos quemarla para acabar con las ambiciones.
Un zapatista se acerco al “mero jefe” y le dijo que ya habían peinado la zona y no había nada fuera de lo común, que todo estaba tranquilo, -sin novedad para que entre a entrevistarse con Guajardo señor.
- Amigo aquí termina nuestra entrevista gracias por todo pero tengo que cumplir una cita con el destino.
-Gracias a usted mi general, no sabe cuanto le debemos los mexicanos la historia lo juzgara como el héroe que usted es.
Y así fue como termino mi cabalgata con el “Atila del sur” lo perdí de vista en la entrada de la Hacienda de Chinameca, aquella hacienda que él, de niño ayudó a construir, antes de ir a su cita con la muerte, el general bajo del caballo y tomó un puño de tierra y me lo entrego diciéndome:
-Por esto es por lo que peleo, por la tierra que no sé te olvide a ti y a los mexicanos. Y un consejo más te daré “Perdona al que mata o al que roba, por que quizá lo hacen por necesidad, pero al traidor no lo perdones”
“Vamos a ver al coronel y que vengan nada más 10 hombres conmigo” montó al caballo y entro a la puerta de la casa de la hacienda, los hombres de Guajardo se preparaban para hacerle honores, el clarín tocó tres veces y al sonó la última nota…
Lo que paso momentos después es historia conocida, no es necesario recrear la escena que acabó con un sueño llamado “Tierra y Libertad”, ¡VIVA EL PLAN DE AYALA! ¡VIVA MÉXICO! ¡VIVA ZAPATA! Ya que su sangre regó la tierra para bien del campesino.