miércoles, 9 de junio de 2010

¿En qué momento dejamos de educar?

Para Liliana Cobos porque sabe que sin nivel no hay camino para la grandeza.

El líder estudiantil Eduardo Valle dijo “el gobierno de este país deberá tener mucho cuidado con aquellos que en 1968 tenían diez, doce o quince años. Por más demagogia que se les inocule, por más droga que se les aseste, ellos recordarán siempre en lo más íntimo de su mente, las golpizas y los asesinatos de que fueron víctimas sus hermanos…”

Ahora bien pensemos en los jóvenes que tenían en aquel entonces 18 años, quienes por lo general fueron los que hicieron el movimiento. Hoy aquellos “idealistas” tienen o tendrán 60 años. Seis décadas…seis décadas como con las que hoy cuenta Ismael Zambada “El Mayo”.

Si hacemos está reflexión, las palabras de  Valle cobran otro sentido. Desconocemos si los líderes del narcotráfico fueron parte del movimiento o si alguien de su familia murió ese día en la plaza de Tlatelolco.
Y entonces otra pregunta sale a la luz, ¿son los criminales hijos de las consecuencias del sistema? La respuesta puede volverse abismal, una respuesta para una tesis profesional.

Pensemos pues, que hoy los hombres más buscados por el Ejército fueron indirecta o directamente afectados por las represiones del gobierno en los últimos 50 años. Vuelve a surgir otra cuestión, ¿qué hizo mal el gobierno en seis lustros, en qué momento perdió y perdimos la brújula?

Y miles de opciones se podrán decir, pero el problema medular y el error más grave fue que dejamos de educar. El gobierno nos dio una mediana educación y nosotros nos conformamos con ella. No por nada el ejemplar con el mayor número de tiraje en el país es el semanario TV y novelas, el programa de mayor rating son las telenovelas. La clase política nos dio mucho circo y poco pan.  

Ayer en entrevista con Carmen Aristegui el hombre que ocupa la silla y el escritorio de José Vasconcelos, le dijo que se podrá ver el mundial en las escuelas. Y como el futbol es la religión del país ahí si no nos ponemos a hacer huelga de hambre, o tomamos las calles o alzamos la voz para denunciar que estamos fomentando la mediocridad.

Entonces el tema tiene tintes más dramáticos, ¿la responsabilidad educativa es sólo del Estado o de la sociedad? Porque sí es sólo de uno, el Estado entonces hace el “mejor” esfuerzo por educarnos, es decir ahí están las escuelas, ahí va a aprender el que quiere.

Pero si la responsabilidad es de los dos, entonces como sociedad fallamos más que el Estado. Hagamos una serie de preguntas para que el lector pueda darse cuenta de ello.

¿Cuántos libros hemos leído en este mes, cuántos museos hemos visitado, cuántos periódicos leemos, cuántas revistas? No vayamos tan lejos ¿cuántas preguntas nos formulamos sobre un tema en un día y tratamos o nos las respondemos?

Mirando el problema de esa forma la responsabilidad es más ambigua, y entonces ya no sabemos quien fue el que falló, si el Estado que reprime o la sociedad que se conforma con poder ver un juego de 90 minutos.
Cierto es que es poco probable que los delincuentes sean producto del sistema en su mayoría buscan una vida fácil. Pero cierto es que son parte y producto del desarrollo que se trata de cambiar año con año.

La sociedad se queja mucho de la doble moral de la clase política, pero cuando la doble moral le beneficia al pueblo, guarda silencio. Y entonces vale la pena preguntarnos si jamás se debió cambiar el nombre de la Secretaría de Educación Pública, pues antes era la Secretaría de Instrucción Pública. Entonces nos preguntamos ¿El Estado debe educar o instruirnos a educarnos? Porque si la respuesta es lo segundo entonces fallamos nosotros, pero si la respuesta es la primera, concluimos con otra pregunta ¿Y la libertad de decidir como nos educamos dónde está?

El águila…Les decimos americanos y nos olvidamos que nosotros por edad e historia somos más americanos que todos los que viven en esa nación, que roba vidas inocentes de estudiantes.